EVALUADORES DE NIEVE Y HIELO
El ENARD se trasladó a la Patagonia cordillerana, donde las condiciones climáticas y las distancias suponen un gran obstáculo, sin embargo, la pasión de los chicos y el sacrificio y el esfuerzo de los evaluadores mantienen vivo el sueño olímpico.
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Hace quince días comenzó la Evaluación Nacional de la Aptitud Física, primera etapa del programa del ENARD para la detección de talentos. El objetivo es conformar el Equipo Olímpico que nos representará en los Juegos de la Juventud Buenos Aires 2018. Las pruebas están destinadas a chicos y chicas nacidos en los años 2000 y 2001 de todo el vasto territorio argentino.
En esta oportunidad, nos trasladamos a las provincias de Río Negro y Chubut, donde la geografía y el clima representan una prueba más para chicos y evaluadores. A dos semanas de que llegue el invierno, la región ya soporta temperaturas de cero grados, fuertes nevadas y copiosas lluvias. Además, para llegar a todos los pueblos se deben recorrer largas distancias de caminos sinuosos y con hielo, cruzar ríos en bote y, en algunos casos, andar varios kilómetros a pie. A pesar de estas condiciones adversas, los evaluadores no bajan los brazos y redoblan sus esfuerzos para poder llegar a hasta el último niño de la zona, convirtiéndose en verdaderos héroes del deporte nacional.
El miércoles por la tarde, nos acercamos al Gimnasio Municipal N°3 de la ciudad de San Carlos de Bariloche, donde se iba a evaluar un grupo de jugadoras de hockey. Sin embargo, una intensa nevada se interpuso entre las chicas y el polideportivo, ya que muchas de ellas van caminando. Fuimos recibidos por Damián Latorre y Martín González, los dos evaluadores asignados en la ciudad. Al no poder realizar las pruebas, hubo tiempo para conversar, mate de por medio, acerca del trabajo realizado hasta el momento.
“Hicimos una evaluación en la ciudad vecina de Dina Huapi, con un número muy satisfactorio de 89 chicos, de los cuales tuvimos muy lindos resultados”, nos contó orgulloso Damián. Luego, recordó el caso de un niño que lo más parecido a la práctica deportiva que había realizado hasta ese momento, era cortar leña. Ese mismo chico, alcanzó las 30 flexo-extensiones de brazos con técnica impecable. “A mí me tocó ir a Ñirehuau. Tuvimos una escuela chiquitita, la 190, y justo un día de lluvia, pero evaluamos igual. Tuvimos menos chicos, pero la idea es seguir convocando y evaluando”, comentó Martín.
“Primero apuntamos a las actividades municipales y luego vamos a ir a las escuelas”, nos explicó González. “Próximamente, vamos a seguir acá en el Gimnasio Municipal N°3 haciendo evaluaciones a los chicos de Bariloche. Agradecemos mucho esta posibilidad y seguiremos adelante, buscando hasta encontrar el próximo deportista”, concluyó Latorre. Motivados por los chicos, Damián y Martín entregan lo mejor de sí mismos para alcanzar el éxito del programa, acercándoles esta oportunidad dorada a la mayor cantidad de niños que les sea posible.
El jueves por la mañana recorrimos 200 kilómetros y traspasamos el límite provincial. Chubut nos dio la bienvenida con un día de sol que a primeras horas de la tarde se mostró en su máximo esplendor.
Pasando por Lago Puelo, El Hoyo y Epuyén, llegamos hasta Cholila. Allí nos encontramos con Néstor Schaffner y Enrique Pichi, evaluadores de la zona norte cordillerana de la provincia. Ellos están a cargo de las cuatro localidades anteriormente mencionadas, junto a El Maitén, la de mayor número de población.
Debido a las lluvias, muchas veces tuvieron que dividir la evaluación en dos, realizando en el interior las pruebas de peso y talla, saltar y alcanzar, y flexo-extensión de brazos, dejando para una nueva visita el testeo de velocidad en 50 metros. Por suerte, esta vez no fue el caso, pudiendo llevar a cabo las cinco estaciones de la evaluación.
El Colegio 727 de Cholila nos abrió sus puertas y nos encontramos con once de sus alumnos listos para participar de las pruebas, siete de ellos varones y cuatro mujeres. El grupo se dirigió a una de las calles menos transitadas de la ciudad y, con gran eficiencia, en cuestión de minutos estaba todo listo para el testeo de velocidad, incluyendo una barrera preventiva para alertar a los autos que nunca se asomaron. Tras el precalentamiento reglamentario, los chicos dieron su mejor esfuerzo para recorrer los 50 metros en la menor cantidad de tiempo posible. A pesar de que la alegría de los niños completando la prueba era el foco de atención, era imposible resistirse a levantar la mirada y admirar las majestuosas montañas vestidas de blanco que enmarcaban la escena.
Luego, nos dirigimos nuevamente hacia la escuela, donde se llevaron a cabo los testeos restantes en el patio interno. En un acto de contrabando infantil, aparecieron entre los evaluados una gran cantidad de chupetines de colores que acompañaron los testeos hasta su finalización. Los profesores Néstor y Enrique, asumieron con elegancia su nuevo cargo de sostenedores de golosinas, sin afectar la eficiencia con la que se realizaron las pruebas.
“El trabajo es muy grato, realmente muy satisfactorio”, confesó Néstor.“Como pueden ver a mis espaldas, tenemos nieve, frío y lluvias, lo cual hace difícil llegar a las diferentes localidades y escuelas. Sin embargo, los chicos y los directores de escuela nos están abriendo las puertas. Estamos haciendo unas evaluaciones que esperemos den sus frutos y sus resultados al corto plazo”, agregó.
Antes de despedirnos, Schaffner nos contó que estaba organizando la visita a un pueblo distante donde sólo hay ocho chicos de las camadas 2000 y 2001. Para llegar, deberán atravesar un lago y caminar durante dos horas con los kits a cuestas. Claramente, el trabajo no solo exige conocimiento, sino también compromiso, sacrifico y pasión, por el deporte y por los chicos. En sus propias palabras: “con corazón y empuje, vamos llegando”.
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