Historias Panamericanas 2: UN DEPORTE RENDIDOR
El patín carrera es el segundo deporte más productivo de nuestro país en los Juegos Panamericanos: produjo 28 oros desde su entrada en el programa en San Juan de Puerto Rico 1979.
Ya fuera las viejas competencias con los patines de dos ejes, ya con los modernos rollers, los patinadores nacionales han sido enormes proveedores dorados para nuestras delegaciones: 28 medallas doradas. Es el segundo mejor deporte sólo por detrás de las 43 del remo que está en el programa desde Buenos Aires 1951, mientras que las carreras sobre ruedas ingresaron en 1979 y, tras un paréntesis en 1983, fueron inamovibles a partir de 1987.
La cosecha dorada comenzó en San Juan de Puerto Rico y fue una media docena, cuatro de ellas gentileza de una juvenil Nora Vega. En el regreso de la actividad, ocho años más tarde en Indianápolis, fueron siete doradas, cinco gracias al neuquino José Luis Lozano. En La Habana 1991 la colección llegó a seis (Rosana Sastre y María Eva Richardson lograron dos individuales cada una y compartieron la posta). Como locales, en Mar del Plata 1995, hubo tres triunfos en el último programa largo, con doblete de las locales Vega y Sastre.
En Winnipeg 1999, el programa sufrió un poderoso recorte y las pruebas se acotaron. En ese panorama llegaron dos victorias (Andrea González en la combinada corta y Andrea Haritchelhar en el medio maratón). La misma Andrea González lograría una solitaria en Santo Domingo 2003, al repetir triunfo en la combinada corta, que sería la última en 12 años.
La victoria de la neuquina Maira Arias en los 10.000 por puntos de Toronto 2015 cortó una sequía dorada en uno de los deportes que más alegrías le dio a nuestro país.